27.8.04

¡Qué la inocencia te valga!

Llegué al consulado italiano a las 10 de la mañana con la inocencia de una quinceañera, 30 personas no habían sido tan inocentes y formaban fila hacía rato frente a la puerta... no desistí de inmediato, esperé unos 10 minutos en el puesto 31, pero todavía no habían abierto.
Entonces traté de calcular cuánto tardarían en atenderme y me di cuenta de que era imposible que realizara mi consulta antes de las 11 (hora en la que entro a trabajar esta semana). Asi que para alegría de quienes ocupaban los puestos 32, 33 y 34 a las 10.15 me fuí.
Todavia no se si mi pasaporte se encuentra detrás de esa puerta, pero se que todavía soy un poco inocente. No sólo por haber pensado que podía llegar a esa hora al consulado y que sólo encontraría a un par de personas antes que yo, si no también por quedarme en la cola creyendo que en veinte minutos me atenderían!
Me gusta mi descubrimiento. Viene bien un poco de inocencia en un mundo tan cínico.

25.8.04

Barcelona - Buenos Aires

Veo a mi familia crecer a la distancia y me produce una sensación muy extraña, mezcla agridulce de tristeza y alegría. Mis hermanos están dando pasos importantes en sus vidas, formando una pareja, creando un hogar... integrando a dos personas más a mi familia. Dos personas que yo practicamente no conozco y que ya son parte de la cotidianeidad de los Abuliak en Buenos Aires.
Las noticias me llegan cargadas de entusiasmo y felicidad. Me parece increíble que mis hermanos tengan sus casas con sus parejas... aunque soy la del medio, siento que ellos crecieron de golpe, sin avisar.
Mi mamá finalmente tiene la familia con la que soñó y eso me encanta. El otro día me contaba que ahora cuando salen a comer siempre son seis. Siempre quiso una familia numerosa y me gusta ver que su sueño se haga realidad. Además, por lo que me cuentan se llevan todos muy bien.
Lo que me pone triste es que no soy parte de esa cotidianeidad... y los cambios me lo recuerdan.

23.8.04

Turismo de aventura

Ir a pasar el día a la playa suena como un plan super tranqui... escuchamos la palabra "playa" y nos imaginamos el sol en la cara, el sonido de las olas al romper, la arena tibia entre los dedos... no pensamos en turismo de aventura.
Pero esto no siempre es asi. Ayer decidimos ir a pasar otro día de relax en una linda cala del Mediterráneo... Nuestro amigo Roberto nos llevó en su 4x4 asi que llevamos sillas, heladerita y sombrilla. Estacionamos y buscamos el caminito de acceso, lo encontramos a unos metros. Se trataba de un empinado caminito de rocas, tierra y plantas, pero pensamos que si todos bajaban por ahi no sería tan complicado.
Nos repartimos los bártulos antes de emprender el descenso... sillas Ale, sombrilla Roberto y yo la heladerita. Roberto iba adelante, asi que al comprobar que el camino era más peligroso de lo que parecía, se ofreció a llevar también la heladerita. Me resistí durante unos instantes pero ante la insistencia de mis 2 acompañantes acepté la ayuda.
Siempre que nos encontramos en una situación de este tipo todos los que me rodean van pendientes de mi. No importa si hay otras mujeres en el grupo, las miradas de preocupación se centran en mi. Aunque intenté buscar los motivos de esta reacción todavía no estoy muy segura de cuáles son ¿mi torpeza?¿mi delicadeza?¿mis comportamientos de chica de ciudad?
Asi que en respuesta a este tipo de reacciones yo actúo como si bajar por un acantilado fuese la cosa más normal del mundo. Además, la playa se veia muy bien. Entonces, con cuidado fuimos bajando hasta la playa... Ya estaba cantando victoria cuando un metro antes de pisar la arena me resbalo con la tierra y caigo sentada con el tobillo doblado sobre una roca!! Qué dolor!!
Tratando de disimular mi humillación me paré con la ayuda de Ale y seguí caminando como si nada hubiera ocurrido. Pero cuando nos metimos al mar ya no disimulé más y hasta dejé caer alguna lagrimita por cómo me ardía el raspón! Supongo que demostré que tienen razón al estar pendientes de mi... no estoy hecha para turismo de aventura ;)

20.8.04

Tengo una mosca amiga

Todos los días camino 2 cuadras desde la salida del metro hasta mi trabajo. Aproximadamente a los 20 metros de la salida, me encuentro con mi amiga-enemiga la mosca. Tenemos una cita diaria.
Después de verla varias veces, empecé a inventar estrategias para evadirla. Intenté caminar más cerca de las vidrieras o más rápido o cerca de otra gente, pero todas mis estrategias fracasaron... Cada día sin excepción la mosca me encuentra, se me acerca y me acompaña hasta la esquina, supongo que le da miedo cruzar la Gran Vía, asi que ahi nos despedimos hasta el siguiente día.
Me pregunté cuál sería el motivo por el cual me eligió a mi, habiendo tanta gente sucia dando vueltas, y llegué a la conclusión de que mi amiga la mosca me prefiere justamente porque siempre me encuentra recién bañadita y bien perfumada.
Es una mosca especial asi que ahora voy alegremente a su encuentro. Hoy se posó en mi libro durante todo el trayecto y como siempre se despidió al llegar a la Gran Vía.

14.8.04

Uñas negras

Siempre me gustaron mucho los esmaltes de uñas, asi que tengo un estuche lleno de frasquitos de diversos tamaños y colores... entre ellos uno chiquito negro. Lo elegí y me lo estaba empezando a poner cuando me asaltó una duda:
¿Tengo edad para pintarme las uñas de negro o me quedarán ridículas a mis 29 años?
Hice caso omiso a la advertencia de mi conciencia social y me las pinté negrísimas. Pero la pregunta me siguió rondando... supongo que el hecho de preguntármelo debería darme la respuesta pero prefiero creer que me lo pregunto porque estoy en el límite.
¿Hasta que edad se puede hacer este tipo de cosas sin parecer ridícula?

13.8.04

Desde que vivo en Barcelona, cada verano se me agrietan los talones. En consecuencia, tengo que ponerme unas cremitas todas las noches... y como soy muy mimosa (léase vaga) me las pone mi marido, Ale.

Anoche, mi marido me puso la cremita en los talones y se fue a duchar (hace mucho calor!!) , cuando volvió (cinco minutos más tarde) yo estaba pasando a la otra dimensión de mi conciencia.

Ale: ¿Y las medias?
Yo: Me olvidé de traerlas
Ale: ¿Dónde están?
Yo: En el cajón (dónde siempre guardo las medias)
Ale: Te las traigo

Trajo las medias y me las puso como a una niña pequeña.

Por esos detalles lo adoro.

11.8.04

Esta mañana cuando salía del metro miraba a la chica que caminaba adelante mío y pensaba: ¿algún día lograré ser asi? Y no crean que la chica era despampanante... simplemente era flaca y armoniosa y se la veía muy cómoda en su su cuerpo (cosa que no suelo sentir) . En ese momento me di cuenta de una cosa terrible. Eso sólo depende de mi!

Entonces seguí caminando, esta vez mirando mi reflejo en las vidrieras, y preguntándome si alguna vez me lo propondría de verdad y por qué motivo nunca lo había hecho.

Cuando tenía 10 años aprox. mis papás me llevaron al psicólogo porque estaba gordis y querían saber cuál era el motivo oculto que me impulsaba a comer. La conclusión de la psicóloga fue que para mi los bebés eran gorditos y que yo quería ser un bebé! ;) No se qué tan cierto sea, pero ahora que estoy pensando en tener bebés (en un futuro no tan lejano) dudo que ese sea el motivo.