3.12.07

Los colores nos afectan de muchas maneras, nos generan estados de ánimo, cambian el aspecto de un lugar, nos incitan a relajarnos o lo contrario, nos evocan recuerdos...

El fin de semana pintamos una pared de nuestra habitación de azul petroleo. Un color divino, se llama Formentera, imagino que por el color del mar en esa isla.

Ahora tenemos un pedacito de mar junto a la cama. Es un color intenso y profundo que invita a perderse en las profundidades, del océano o de nuestras almas.

Me gusta la idea de tener una invitación a la profundidad en mi habitación.

1 comentario:

Anónimo dijo...

me hundo en tu blogg